Dentro de la hermosa región de la Toscana italiana existe una pequeña pero conocida ciudad llamada Pisa. Había escuchado mil veces hablar de Pisa por anécdotas que mi abuelo me contaba de cuando era bombero voluntario en la región y tuvieron que ir a trabajar ahí... la historia no es muy linda por el final que tuve, pero mi abuelo siempre me relato con muchos detalles lo ocurrido y como era la ciudad y entonces al llegar a la estación sentí como que varias cosas ya conocía sin haber estado ahí NUNCA, solo en la imaginación. Ahora esa imaginación se hacia realidad y ahí estaba, paseando por la pequeña Pisa.
Claramente, el principal interés de esta ciudad es visitar su torre inclinada que es el campanario de la catedral. La torre fue construida en 1173 y no tenia el objetivo estar inclinada si no que al poco tiempo de construirse un error produjo esta inclinación que la transformo en un símbolo de la ciudad.
Empezamos a caminar al bajar del tren e búsqueda de la torre, caminamos por las callecitas pisanas (Se dirá así o lo invente??) , muy típicas de toda Italia, adoquinas, casitas de colores, en algún punto me hizo acordar a la boca, salvando las distancias… cruzada por el Río Arno. Tiene el encanto de cada ciudad italiano, pero según cuentan, el turismo solo viene por la torre, es lo que hay para ver en Pisa.
Hemos pasado por varias iglesia, hemos tomado caminos equivocados, hasta que fue mas fuerte que yo y pregunte en mi pobre Italiano.. “Scusa, como vado a la torre?” Y la amable señora italiana nos contesto “erano sbagliati..…. es que estábamos caminando justo para el otro lado… es todo tan bonito que la intuición nos llevo para el otro lado…. No fueron muchas cuadras pero la señora nos explico como llegar. Caminamos y a poco ya vimos a muralla y la enorme entrada.
Seguimos caminando, y ahí estaba.. la torre inclinada (una de las mas famosas torre del mundo) a un costado de la gran plaza de la catedral que no solo contiene la torre y la catedral si no también el museo y el baptisterio.
Como era de esperar, la plaza esta repleta de turistas, todos en búsqueda de la típica foto que uno saca tratando de sostener la torre para que no se caiga, obvio fui una mas del montón, pero… di la nota, acostándome en el pasto y haciendo fuerza con mis pies para sostener la torre.. nos divertimos mucho con mis amigas, al ver que un par comenzaban a copiarnos y ahí estaban todos creando poses para “sostener” la mítica torre.
Mientras nuestro turno llegaba, aprovechamos para sacar un par de fotos a la plaza, al baptisterio, a la Catedral y por supuesto a la torre.
Ya era nuestro turno, después de que nos cortaran el ticket, entramos, la escalerita es muy angosto, es por eso que subir a la torre no es para cualquiera… además vas subiendo y quizás por la misma sensación de estar inclinado, te parece que no avanzas nunca. Algún paran porque se marean, otros por que no dan más… ja ja, es chiquita pero... cuesta subirla. Al principio como se ve en la foto es mas ancha, despues se hace mas angosta, es por eso que no puede subir cualquiera. Cuando logras conquistarla el paisaje que te espera arriba es grandioso. Millones de casitas de techo color ladrillo, antiguas, un pequeño estadio de futbol, la muralla y a lo lejos se ven inmensas hectáreas verdes… Pisa se ve en su totalidad desde arriba de la torre inclinada y realmente no tiene desperdicio.
Y de después de la experiencia de subir, y cuando ya nos estaban haciendo bajar, el mejor regalo que no todos tienen el privilegio de ver pero si de escuchar. Las campanas empezaron a sonar, y ahí estábamos solo unos pocos sintiendo desde muy cerquita vibrar esas enorme campanas que hacen de esta torre el campanario más hermoso que he visto.
Sin duda estar en la cima fue uno de los pequeños momentos que no voy a olvidar de mi viaje a Europa.